La lógica en Chile: Resguardar monumentos de los “héroes” de la patria, que no son más que la representación de los genocidas más grandes que ha tenido la historia de este país. Mientras el gobierno de Sebastián Piñera viola sistemáticamente los DDHH, militarizando la Araucanía, (Wallmapu) territorio ancestral Mapuche, desviando la atención del Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TTP11) e insistiendo también en un toque de queda para controlar y acallar a la ciudadanía.
En este país todas las medidas que se han tomado para enfrentar la pandemia han sido para controlar y silenciar las demandas sociales, no para resguardar la salud de las personas. Y estando a portas de un proceso constituyente, se hace muy difícil desarrollar campañas políticas para compartir ideas, pensamientos y opiniones. Por otro lado, vemos como cada día aumenta la represión, y junto a eso, cada vez la Institución de Carabineros de Chile va perdiendo legitimidad, en el ejercicio mismo de resguardar los intereses de una pequeña élite económica y política, y no de proteger a los ciudadanos. Con un fuerte contingente de fuerzas especiales agrupados en la Plaza de la Dignidad, protegiendo nada, ya que la estatua de Manuel Baquedano fue retirada de ese lugar. De esta manera, en Chile se protege más una estatua o una representación que los Derechos Humanos que son fundamentales en una sociedad. Nadie tiene una objeción en relación a que estamos viviendo tiempos de una complejidad muy elevada, soportando una realidad que se resume en una mascarilla y en la distancia con un otro. Dos elementos con un carácter metafórico: uno que representa la voz, la palabra, el grito, y otra, esa distancia que no nos permite organizarnos de manera colectiva para luchar por una misma causa. ¿Coincidencia? Me temo que no.
En el país, la situación de violencia sistemática se ha agudizado cada vez más en los últimos tiempos. Actualmente, se le ha concedido poder en exceso a la Institución de Carabineros de Chile, porque el presidente de Chile no sabe cómo gobernar, y por eso, decide usar la fuerza y no el entendimiento ni tampoco el diálogo, que por lo demás debería ser la forma en cómo se practica un gobierno democrático. Y ¿por qué sucede esto? Simple, no hay democracia alguna, sólo es discurso democrático que justifica su actuar por medio del uso de la fuerza. Así por esta misma razón ha aumentado el abuso de poder hacia las personas que practican un derecho tan fundamental como es el de protestar o reclamar por las condiciones sociales en las que actualmente nos encontramos. La violencia que ejerce el Estado chileno a través de las Fuerzas Especiales es totalmente desmedida, no respetan protocolos que estén en la línea de lo legal y por su puesto de lo ético.
Según algunos chilenos, Chile se está destruyendo, y quizás al decir esto tengan razón, pero no es tan simple. Chile está deconstruyendo las malas prácticas que vienen desde hace muchos años atrás. Mientras en los tiempos de la dictadura de Pinochet el miedo embargaba a la mayoría de las personas, ahora en plena dictadura de Sebastián Piñera el miedo es un aliado de la lucha que se está dando en todos los espacios, tanto físicos como teóricos.
El Pueblo-Nación Mapuche es uno de los pueblos indígenas que vivimos en lo que hoy se conoce como “Chile”. Últimamente, nuestro proceso de reivindicación territorial ha tomado más fuerza. Este proceso reivindicativo, que consiste en tomar las tierras que nos fueron usurpadas desde la violencia y el dolor, ha comenzado a avanzar en todas las comunidades, entendiendo que es una lucha necesaria para recuperar el territorio ancestral para seguir protegiéndolo de las empresas extractivistas, la invasión de las forestales, e hidroeléctricas que quieren reventar y malograr la tierra protegiendo únicamente los fines económicos de una pequeña élite, destruyendo largas hectáreas de bosque nativo, flora y fauna propio del territorio, y la fuerza propia de nuestra Ñuke Mapu, Madre Tierra.
Hace unos días atrás, se discutió en la Cámara de Diputados la medida de militarizar la Araucanía, en donde los parlamentarios debían votar si estaban a favor, en contra o abstenerse. Esta discusión era esencial para saber a qué atenerse respecto a la violencia estatal sistemática que el Estado chileno está provocando al Pueblo-Nación Mapuche. Se esperaba que los parlamentarios presentes en ese momento tan crucial de votación pudieran emitir su voto teniendo en cuenta las consecuencias que no tardarían en aparecer. Con 26 abstenciones, la Cámara aprobó el proyecto que pide militarizar la Araucanía…
Wallmapu sigue resistiendo ante los allanamientos que diariamente ocurren en nuestras comunidades, por una sola razón: los grandes latifundistas que usurparon las tierras persiguen fines económicos sin considerar en absoluto la importancia intrínseca de lo que significa la tierra para el pueblo Mapuche. Para nuestro pueblo lo verdaderamente importante es el territorio que garantiza las condiciones para el Küme Mogen (el Buen Vivir), que no tiene ningún acercamiento con el modo de vida capitalista que está consumiendo todo a su paso, desde la producción y lo desechable que se ha vuelto todo, en donde la acumulación de riquezas es el principal objetivo, olvidando lo verdadero y lo fundamental.
Los más afectados por estas violaciones sistemáticas de los derechos humanos son la infancia y particularmente la infancia Mapuche. La niñez está siendo fuertemente violentada en todos los espacios donde se atropellan sus derechos. La infancia ha hecho noticia en este último tiempo de una muy mala manera: los allanamientos que ocurren en las comunidades Mapuche son de un carácter muy violento, en donde los/as niños/as salen fuertemente dañados física, psicológica, emocional, y espiritualmente, no habiendo ninguna institución que los/as proteja.
Para ir concluyendo, el proceso constituyente no nos garantizará nada, si no vemos lo realmente relevante de las demandas sociales. Por ejemplo, si seguimos confiando en los mismos políticos que han provocado que Chile esté en la situación en que está, se ve muy difícil que en una nueva Carta Magna haya cambios tangibles que respondan a nuestras realidades y sancionen las violaciones de nuestros derechos en un contexto de corrupción e impunidad absoluta. Entendemos que las luchas son diversas, y que sobran motivos para seguir caminando para poder cambiar esta realidad social.
Dentro de estas reivindicaciones, el Pueblo-Nación Mapuche se ha organizado para luchar en todos los frentes desde lo jurídico hasta lo espiritual. Como primer paso, las tierras que nos fueron usurpadas deben recuperarse, y solo así podemos avanzar hacia la libre determinación.